La templanza es un fruto del Espíritu, a menudo denominado ahora autocontrol. También es una expresión de convicciones cristianas arraigadas desde hace mucho tiempo. El principio es que todas las cosas que son dañinas deben evitarse por completo y que todo lo demás debe usarse con moderación.
Los estragos que causan las adicciones de cualquier tipo son un ejemplo vivo de por qué la templanza es importante. Los problemas relacionados con las adicciones entre los pobres se agravan rápidamente, ya que los ingresos son tan bajos que las decisiones de una mala administración pueden tener consecuencias devastadoras para toda la familia.
El egoísmo está en la raíz de la intemperancia. Promovemos una vida de dedicación a Dios basándonos en Su palabra, la Biblia. La mente debe tener una mente clara para poder entender las cosas del Espíritu Santo; por lo tanto, opacarla comiendo en exceso, consumiendo sustancias químicas de cualquier tipo y sintiendo emociones descontroladas puede obstaculizar nuestro crecimiento.
Nuestras clases incluyen a toda la familia y la comunidad. Modelamos el respeto por el trabajo de las mujeres y los hombres e involucramos a ambos sexos en el acto de cocinar, trabajar en el jardín y mucho más. De alguna manera, a través de las clases interactivas y las conversaciones que siguen, estamos descubriendo que la violencia doméstica se reduce y las relaciones están mejorando.